domingo, 8 de mayo de 2016

EL NEOLIBERALISMO COMO TRIUNFADOR FRENTE A LA IZQUIERDA (III)

    Enlazando con el post anterior, una vez queda delimitada, en la segunda mitad del siglo XIX, las dos formas de liberalismo que se consolida, se observa un enfrentamiento dentro de éste, entre los moderados y los demócratas. La pequeña burguesía, demócrata, junto con los obreros, se mostrará beligerante con la alta burguesía doctrinaria, que detenta el poder político en algunos países, tras su triunfo en las revoluciones de primer tercio de siglo. Los demócratas lucharán activamente por abolir el sufragio censitario y establecer el sufragio universal, y critican al liberalismo moderado de predicar solamente la igualdad jurídica y olvidarse de los fuertes contrastes sociales entre ricos y pobres.

   Llegado a este punto, es necesario nombrar un elemento, que se convierte a su vez en determinante para acentuar las diferencias entre ambas corrientes ideológicas. Se trata del fenómeno del nacionalismo. A partir del último cuarto del siglo XIX el liberalismo y el nacionalismo se parapetan en el poder y se convierten en ideologías cada vez más conservadoras que van a impulsar la carrera imperialista; nuevas ideologías, de carácter obrero, el socialismo y el anarquismo, van a recoger el testigo de la defensa de las ideas de libertad e igualdad, haciéndose eco, así, de las aspiraciones de la cada vez más numerosa y concienciada clase trabajadora.

   A partir de este punto, es importante decir que el liberalismo, sin matices en exceso, quedará asociado a ese grupo ideológico conservador, nacionalista e incluso imperialista.

   La complejidad de la emersión de distintos grupos ideológicos obreristas, socialistas, anarquistas, etc, basados o no, en el espíritu marxista, hizo que el ideal "de izquierdas" pareciese tomar cuerpo propio. Ya no hacía falta recordar los orígenes liberales de todos estos grupos o partidos.

   Este cuerpo propio del ideal de izquierdas, quedó plasmado en el referente del mundo obrero, que fue la socialdemocracia, cuyo período clásico abarcó aproximadamente, desde 1875 hasta la primera guerra mundial.

   Como reflexión en este punto, decir que el izquierdismo, obrerismo o socialdemocracia en general, quedan desgajados del ideal liberal, resulta cuanto menos, una osadía, sin ningún fundamento histórico.

   Otro de los aspectos que conviene aclarar, es la asociación que se suele hacer del término  socialdemocracia como ideología de izquierda moderada, sin más matices, respecto a orígenes y evolución. 

   La socialdemocracia se forjó en el último tercio del siglo XIX, a partir del movimiento obrero alemán, que tenía dos corrientes claramente diferenciables: Una de origen marxista y otra con origen en los ideales del liberalismo progresista que representaba Lassalle. A partir de ahí se fundó el partido obrero socialista de Alemania (1875) y cuatro años después el PSOE en España, el cuál como resulta obvio, tuvo un origen marxista.

 El período clásico de la socialdemocracia (1875-1914) convivió con la tensión ideológica Lassalle-Marx que se plasmó en la versión socialista-marxista, de carácter revolucionario y el revisionismo reformista, encabezado por Bernstein, que era marxista neokantiano.

   Entre estas posiciones, existía una posicición teórica intermedia representada por Kautsky, que aceptaba, simplificando mucho, una vía legal participativa y en algunos casos, la vía insurreccional.

  La primera guerra mundial y la revolución rusa (1917), agotan la interpretación clásica de la socialdemocracia, transformándose en dos corrientes perfectamente diferenciadas, cuando no opuestas: La interpretación marxista-leninista, representada por los comunistas, y la versión democrática de constitución del socialismo, representada por el socialismo democrático de la europa occidental.

   Como reflexión final, comentaré que de lo expuesto se vislumbra una evolución del liberalismo progresista inicial, hacia posiciones con múltiples aristas, matices y pluralidades, lo cuál puede conllevar cierto "desgaste" ideológico, que lo convierte en un fenómeno tan plural como vulnerable. A su vez, el armazón ideológico del liberalismo conservador, no sólo se mantenía intacto, sino que evolucionaba reforzado, de la mano de sus representantes cada vez más poderosos e influyentes.

   En un último post, se intentará desmenuzar la evolución de ambas corrientes, para poder justificar la razón de ser de la primacía del neoliberalismo  en detrimento de una izquierda y socialdemocracia que se ha quedado vacía e impotente.

   

   


   

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