viernes, 13 de mayo de 2016

 EL NEOLIBERALISMO COMO TRIUNFADOR FRENTE A LA IZQUIERDA 

   
   Me remontaré brevemente al periodo de la Ilustración y las revoluciones del siglo XVIII, como el inicio de la consideración del ciudadano, como parte integrante de una sociedad, donde por primera vez se le reconocen derechos como persona y que son plasmados en los ideales de libertad, igualdad, solidaridad y justicia.

   Se trata de la revolución liberal, donde el ciudadano empieza a librarse de la opresión de un poder real absolutista y casi divino, y de dos estamentos en connivencia con la realeza, como era la alta nobleza y el clero.

   En un sentido más concreto el liberalismo es el conjunto de ideas que, tanto en materia política como económica, refleja los ideales de la burguesía del siglo XIX. El pueblo empieza a tener representación en los parlamentos y dado esto, podemos hablar de los inicios de la democracia.

   La revolución liberal, podemos decir que coincide cronológicamente con la revolución industrial, con lo que se confrontarán los fenómenos de la democracia con el capitalismo.
   Analizar las relaciones, nexos de unión y de discrepancia de ambos conceptos, conforman la emersión y desarrollo de las distintas concepciones políticas y económicas que se enfrentarán en los siglos xix y xx.

  Tengamos en cuenta lo siguiente: La revolución liberal fue capitaneada por un estamento que hoy en día se podría equiparar a una especie de clase media, formada por medianos propietarios, funcionarios, profesiones liberales, comerciantes acomodados, etc,

   Esta burguesía, veía como un imperativo, la necesidad de tener seguridad jurídica sobre su persona, negocios y propiedades. La riqueza y la propiedad se convierten en elementos básicos del liberalismo económico, los cuáles se convierten en el fundamento del capitalismo.
  
   Esta nueva clase social, tenía la convicción de que era necesario, vivir en sociedad entre ciudadanos libres e iguales, defiende la división de poderes, siguiendo a Montesquieu, y la necesidad de regirse mediante una constitución, propugna la libertad individual, la libertad de expresión (libertad de prensa y rechazo de la censura), la libertad religiosa, etc.

  La burguesía, de esta forma tenía que ejercer de contrapeso entre los estamentos tradicionalmente poderosos, y la masa popular e inculta, que formaba la plebe. Dicho equilibrio era complicado de mantener y daba lugar a tensiones que propiciaron la aparición de un liberalismo de carácter más moderado, por ej, ponían algunas limitaciones respecto al derecho de voto; era "más justo" que el voto estuviese en manos de los más cultivados y con ciertas propiedades, y de otro de carácter más progresista o democrático. Los demócratas luchan por abolir el sufragio censitario y establecer el sufragio universal, y critican al liberalismo moderado de predicar solamente la igualdad jurídica y olvidarse de los fuertes contrastes sociales entre ricos y pobres.

     Este hecho lo considero capital para la formación posterior de ideologías contrapuestas, a pesar de que el nexo común es el liberalismo.


   Ya en elsiglo XIX, y en sintonía con la revolución industrial, el fenómeo modernizador, tanto de la sociedad como de la economía fue imparable. Las oportunidades de negocio y  de comercio aumentaron de forma exponencial, que junto con los inventos y el auge de ciudades e industria, hizo que se necesitara invertir continuamente en capital y sobre todo en personas.

   A medida que la sociedad industrial avanzaba y se redefinían las relaciones laborales que comportaba la nueva industria, se produjo un distanciamiento entre la corriente liberal conservadora y la corriente liberal social o democrática.

   Siguiendo a Constant, podemos decir que la idea original de liberalismo, como doctrina unitaria en materia política, económica e intelectual, que se opone y lucha contra el absolutismo y el despotismo ilustrado, queda fragmentada definitivamente en el siglo XIX.

   Las causas de esta ruptura son múltiples y complejas, pero un elemento decisivo fue el enriquecimiento de numerosos pequeños burgueses, dado el auge comercial e industrial imperante, de forma que en muchas ocasiones, conseguían escalar en su estrato social. Igualmente, se asistía el fenómeno opuesto, donde se producía una involución a estratos inferiores. En este escenario, los intereses de ambas clases iban a ser distintos, cuando no contrapuestos.

   El surgimiento de las sociedades anónimas, las sociedades bancarias y los nuevos métodos de organización del trabajo, entre otros factores, propició que empezara a vislumbrarse un nuevo escenario social.

   A modo de síntesis, podemos decir, que los liberales que habían progresado socialmente, recomponen sus aspiraciones ideológicas, para hacerlas compatibles con sus nuevos intereses. El nexo de su ideología va a estar formado por la libertad individual, como principio moral inviolable, la defensa de la propiedad privada y la limitación al máximo de la interferencia del Estado en el libre intercambio de mercancías.

   La ideología neoliberal actual, va a ser heredera de esta ramificación conservadora del liberalismo.

   A su vez, la otra ramificación del liberalismo de carácter más progresista y democrática, se va a decantar por la defensa de un individualismo social , donde la libertad sigue siendo un elemento clave, pero donde también hay una sensibilidad hacia las enormes desigualdades e injusticias propiciadas por el capitalismo emergente y donde el Estado puede y debe ser un elemento esencial para amortiguar estas contingencias: Pobreza, analfabetismo, explotación en el nuevo contexto de relaciones laborales y , en general, enriquecimiento de una parte de la sociedad y empobrecimiento de la mayoría.

   La socialdemocracia sería la heredera de esta ramificación progresista del liberalismo.

   Como conclusión a esta parte, comentaré que el escenario descrito, no se corresponde con la visión del liberalismo que los neoliberales proclaman a los cuatro vientos, donde parecen apropiarse del término en su globalidad , sin reconocer el carácter limitado en cuanto a aspectos de igualdad, justicia y solidaridad que su visión tiene, al ser heredera de la rama conservadora de dicha ideología.

   Por otro lado, la socialdemocracia actual, parece tener complejos y prejuicios para reconocer que su inspiración proviene de la rama progresista del liberalismo.Dicha actitud se corresponde con el pensamiento de asociar, al liberalismo de forma global, con esa rama burguesa conservadora, cuyas características hemos conocido en las líneas anteriores.


   Una vez queda delimitada, en la segunda mitad del siglo XIX, las dos formas de liberalismo que se consolida, se observa un enfrentamiento dentro de éste, entre los moderados y los demócratas. La pequeña burguesía, demócrata, junto con los obreros, se mostrará beligerante con la alta burguesía doctrinaria, que detenta el poder político en algunos países, tras su triunfo en las revoluciones de primer tercio de siglo. Los demócratas lucharán activamente por abolir el sufragio censitario y establecer el sufragio universal, y critican al liberalismo moderado de predicar solamente la igualdad jurídica y olvidarse de los fuertes contrastes sociales entre ricos y pobres.

   Llegado a este punto, es necesario nombrar un elemento, que se convierte a su vez en determinante para acentuar las diferencias entre ambas corrientes ideológicas. Se trata del fenómeno del nacionalismo. A partir del último cuarto del siglo XIX el liberalismo y el nacionalismo se parapetan en el poder y se convierten en ideologías cada vez más conservadoras que van a impulsar la carrera imperialista; nuevas ideologías, de carácter obrero, el socialismo y el anarquismo, van a recoger el testigo de la defensa de las ideas de libertad e igualdad, haciéndose eco, así, de las aspiraciones de la cada vez más numerosa y concienciada clase trabajadora.

   A partir de este punto, es importante decir que el liberalismo, sin matices en exceso, quedará asociado a ese grupo ideológico conservador, nacionalista e incluso imperialista.

   La complejidad de la emersión de distintos grupos ideológicos obreristas, socialistas, anarquistas, etc, basados o no, en el espíritu marxista, hizo que el ideal "de izquierdas" pareciese tomar cuerpo propio. Ya no hacía falta recordar los orígenes liberales de todos estos grupos o partidos.

   Este cuerpo propio del ideal de izquierdas, quedó plasmado en el referente del mundo obrero, que fue la socialdemocracia, cuyo período clásico abarcó aproximadamente, desde 1875 hasta la primera guerra mundial.

   Como reflexión en este punto, decir que el izquierdismo, obrerismo o socialdemocracia en general, quedan desgajados del ideal liberal, resulta cuanto menos, una osadía, sin ningún fundamento histórico.

   Otro de los aspectos que conviene aclarar, es la asociación que se suele hacer del término  socialdemocracia como ideología de izquierda moderada, sin más matices, respecto a orígenes y evolución. 

   La socialdemocracia se forjó en el último tercio del siglo XIX, a partir del movimiento obrero alemán, que tenía dos corrientes claramente diferenciables: Una de origen marxista y otra con origen en los ideales del liberalismo progresista que representaba Lassalle. A partir de ahí se fundó el partido obrero socialista de Alemania (1875) y cuatro años después el PSOE en España, el cuál como resulta obvio, tuvo un origen marxista.

 El período clásico de la socialdemocracia (1875-1914) convivió con la tensión ideológica Lassalle-Marx que se plasmó en la versión socialista-marxista, de carácter revolucionario y el revisionismo reformista, encabezado por Bernstein, que era marxista neokantiano.

   Entre estas posiciones, existía una posicición teórica intermedia representada por Kautsky, que aceptaba, simplificando mucho, una vía legal participativa y en algunos casos, la vía insurreccional.

  La primera guerra mundial y la revolución rusa (1917), agotan la interpretación clásica de la socialdemocracia, transformándose en dos corrientes perfectamente diferenciadas, cuando no opuestas: La interpretación marxista-leninista, representada por los comunistas, y la versión democrática de constitución del socialismo, representada por el socialismo democrático de la europa occidental.

   Como reflexión final, comentaré que de lo expuesto se vislumbra una evolución del liberalismo progresista inicial, hacia posiciones con múltiples aristas, matices y pluralidades, lo cuál puede conllevar cierto "desgaste" ideológico, que lo convierte en un fenómeno tan plural como vulnerable. A su vez, el armazón ideológico del liberalismo conservador, no sólo se mantenía intacto, sino que evolucionaba reforzado, de la mano de sus representantes cada vez más poderosos e influyentes.

  En una última sección, se intentará desmenuzar la evolución de ambas corrientes, para poder justificar la razón de ser de la primacía del neoliberalismo  en detrimento de una izquierda y socialdemocracia que se ha quedado vacía e impotente.



   Según hemos visto en la sección anterior, a finales del XIX y principios de siglo XX, los bloques ideológicos principales, girarán en torno a dos grandes corrientes, la socialista (socialdemócrata) y la liberal. La extensión o limitación del sufragio, seguirán siendo elementos clave de la pugna entre las dos corrientes.
   Capitalismo y democracia van a ser términos que se van a volver incompatibles: Para los liberales en el sentido de, a más democracia, más igualitarismo y pérdida de poder e influencia de determinadas élites. Para los socialistas, más democracia para el tránsito a otra sociedad no capitalista.

   La primera guerra mundial, nos va a traer la aparición de dos enemigos del socialismo y el liberalismo, como van a ser el fascismo y el leninismo, dos nuevas ideologías totalitarias que se encargarán de combatir a ambas y de evitar un posible acuerdo basado en las instituciones democrático-representativas.

   En los años 30 del siglo XX aparecen ya conformadas todas las corrientes ideológicas, ya fuesen totalitarias o de signo liberal o socialdemócrata.

   El fin de la segunda guerra mundial, con el triunfo sobre los fascistas y los nazis, trajo un consenso inédito, en el mundo Occidental, entre socialdemócratas y liberales. Podemos decir que se trata del único período de la historia contemporánea (1945-1975) donde se produjo una confluencia de los ideales liberales que tenían en común socialdemócratas y liberales no doctrinarios.(Liberalismo de la guerra fría, en palabras de Judt),
   Ambas corrientes aceptaron una organización político-económica de carácter keynesiano con los siguientes rasgos básicos: Economía mixta de mercado (combinación de lo público y lo privado), la persecución de la plena ocupación, la redistribución hacia la igualdad de la riqueza, que era más importante que comenzar por generar riqueza y por último, los sindicatos eran la expresión de un saludable equilibrio social.

   Este liberalismo que tenía muy clara su oposición al marxismo-leninismo, opinaba que era falso que la intervención del Estado en la economía, condujera inexorablemente a la planificación total y ésta al Estado totalitario. 

   Como reflexión, se puede decir que estas características, aceptadas de buen grado por socialdemócratas y democratacristianos, son hoy, por influencia del neoliberalismo que nos invade, considerados casi un alegato comunista.

     Raymon Aron, liberal anticomunista vendría a decir lo siguiente: 

  «...Estado que puede y debe
garantizar a todos, por medio de leyes
sociales, un mínimo de recursos que
haga posible una vida decente, al nivel
que tolera la riqueza colectiva. El Estado
debería esforzarse por reducir los
beneficios sin justificación, aunque
fuese suprimiendo ciertas formas de
propiedad. Tiene derecho a percibir de
los privilegiados una contribución a
los gastos públicos que crezcan con el
nivel de las rentas. Puede y debe amortiguar
los fracasos o la debilitación relativa
de los grupos, los individuos o
las regiones desgraciadas en la carrera
del progreso»

   Estas palabras, hoy,  se podrían poner en boca de ciertos partidos llamados "populistas" o "los viejos comunistas".
   Lo que quisiera subrayar, es que en la época actual, se ha producido una derechización del discurso, capitaneado como no podría ser de otra forma, por quien lleva la batuta ideológica, es decir, el neoliberalismo.

  La aparición en 1944 de una obra importante, Camino de servidumbre, del filósofo Friedrich Hayek, supuso el testamento ideológico de los posteriores neoliberales que irumpieron a finales de los años 70 del siglo XX.
   Sus ideas de forma muy simplificada, vendrían reflejadas en una "limitación de los poderes del Estado y lo arbitrario de la administración, con el fin de dejar a la iniciativa individual y a la esfera privada el más amplio campo posible" (Aron).

   Como vemos, sería una especie de vuelta al pensamiento liberal doctrinario o conservador, pero en una época y contexto totalmente diferente. Pero resulta importante matizar lo siguiente: En los años 40, para Hayek, socialismo significaba "la nacionalización de los medios de producción y la planificación económica centralizada, mientras que en los sesenta y los setenta socialismo ha llegado a significar fundamentalmente una profunda redistribución de las rentas a través de los impuestos y de las instituciones del Estado benéfico".

   Curiosamente, los actuales neoliberales se quedan de forma interesada con la definición proporcionada por Hayek en los 40, si bien utilizan como sinónimo "comunismo" para no molestar en exceso al PSOE, cuyo giro a la derecha resulta patente (socioliberalismo).
   La política desarrollada por la izquierda en el gobierno ha adoptado plenamente el discurso neoliberal: "Ha defendido el individualismo y la economía de casino: aquella que propicia ganar el mayor dinero posible en el menor tiempo. Ha puesto como único objetivo de la política económica el combate contra la inflación a costa del paro y el abandono industrial."
(VerRedondoEl sindicalismo de clase en el movimiento obrero).

   A partir de  1973, con la crisis del petróleo, todo va a cambiar, "los liberales de la Guerra Fría sufrieron las consecuencias del fin del monopolio intelectual y político que habían ejercido los reformistas del New Deal y sus homólogos europeos desde la década de 1930 a la de 1960" 
   "La mayoría de los liberales de la Guerra Fría nunca habían reflexionado en realidad sobre el keynesianismo: como base de la política económica, era algo que les había venido dado.  De modo que cuando estas y otras premisas fueron puestas en cuestión por una nueva generación de intelectuales conservadores, los liberales no pudieron ofrecer una respuesta muy satisfactoria"(Judt, Pensar el siglo XX).

   Dadas estas premisas, en 1979-80 llegan al poder en Reino Unido y USA, Margaret Thatcher y Ronald Reagan, respectivamente. Ambos van a encarnar el ideal neoliberal conservador que se ha impuesto hasta nuestros días y si cabe, con la crisis de 2008, sigue reforzándose.
  (El gran intelectual, Elías Díaz, incluiría en el grupo a Carol Wojtyla, definiendo a los seguidores de la fusión de los tres líderes, como teocones.)

   El gran mérito de los neoliberales ha sido saber desplazar hacia la derecha el discurso político-económico. La crisis del 73 es una muestra de que las políticas keynesianas no dan respuesta a un escenario con inflación y desempleo, y además, dicen, la intervención estatal ha sido responsable de la crisis y sus ineficiencias.
   La solución va a venir, desde un punto de vista economicista, a partir del espíritu de los economistas liberales clásicos, abanderados por el gran Adam Smith. Rescatar el ideal de la "mano invisible", el individualismo, la propiedad privada y la reducción a mínimos del Estado, se convierte de nuevo, en una vieja idea, adaptada a los intereses de los nuevos neoliberales.

   En este punto comentaré que interesadamente, a los neoliberales, por razones obvias, no les interesa la parte más ética de la filosofía de Smith, plasmada en la teoría de los sentimientos morales (Ver El sentido social de Adam Smith, F.Lechago, El País).
De hecho, el planteamiento económico de los liberales clásicos, es en términos del clases sociales, hecho que los neoliberales vuelven a obviar interesadamente.
   La otra gran corriente inspiradora del espíritu neoliberal, va a ser sin duda, la escuela austríaca de economía, de la que Hayek es el máximo representante.

   Con todos estos mimbres, con una izquierda en decadencia, que no ha sabido dar respuesta al impulso neoliberal, nos situamos en los tiempos actuales, de tecnología, globalización, terrorismo y crisis económica y de valores.

   La austeridad salvaje como remedio para salir de la crisis, se ha convertido en otra arma al servicio de los intereses privatizadores neoliberales. La economía de casino, como ya la nombró Nicolás Redondo, ha sido moneda habitual en una economía financiarizada, donde sólo interesa crear valor para el accionista, aún a costa de valores ficticios inflados, una deuda estratosférica impagable y un coste de la crisis cargado por las clases medias-bajas, que se ha empobrecido de forma muy superior a cualquier otra clase social y donde un número infinitesimal de ricos, se han hecho mucho más ricos, adueñándose de la mayoría de la riqueza del planeta.

   El neoliberalismo llegó para quedarse, hace casi 40 años: 
"La larga noche neoliberal lo invade todo."

  (Siguiendo a García Santesmases):"La cuestión, sin embargo, no es designar el problema sino ofrecer una posible salida y aquí es donde se nota el «éxito» del neoliberalismo y la parálisis de la izquierda. El neoliberalismo se mueve siempre en una lógica doble. Si por socialismo se entiende racionalización de los medios de producción y planificación centralizada, esa respuesta ha sido descartada por sus resultados históricos."
  "Si por el contrario se entiende fuerte imposición fiscal y medidas redistributivas, esa política tiene un límite en la medida en que una presión fiscal muy alta provoca la desafección de las clases medias y de la "mayoría satisfecha"(Término empleado por Galbraith para el grupo social formado por empresarios medios, emprendedores, funcionarios y pensionistas acomodados, profesionales de clase media, etc.) 

 ¿Y cuál es el papel o la respuesta de la socialdemocracia para contrarrestarlo?

  "Sólo si es capaz de volver a alcanzar mayorías electorales progresistas podrá tener alguna posibilidad de recomponer la situación"(García Santesmases)
Dichas mayorías progresistas sólo se podrán conseguir, si se es capaz de "seducir" a la "mayoría satisfecha". (Tarea nada fácil)
  Alcanzada esa mayoría hay que hacer una política distinta a la neoliberal y eso no es posible en un solo país, dada la globalización económica. (Pensemos en la experiencia griega). 
No lograrlo, hará de nuevo difícil compatibilizar las exigencias del capitalismo con los principios democráticos y con lo que puede ser peor, con una vida digna.
Malos tiempos para la izquierda.
















   

   

   

martes, 10 de mayo de 2016

EL NEOLIBERALISMO COMO TRIUNFADOR FRENTE A LA IZQUIERDA (y IV)

   Según vimos en el post anterior, a finales del XIX y principios de siglo XX, los bloques ideológicos principales, girarán en torno a dos grandes corrientes, la socialista (socialdemócrata) y la liberal. La extensión o limitación del sufragio, seguirán siendo elementos clave de la pugna entre las dos corrientes.
   Capitalismo y democracia van a ser términos que se van a volver incompatibles: Para los liberales en el sentido de, a más democracia, más igualitarismo y pérdida de poder e influencia de determinadas élites. Para los socialistas, más democracia para el tránsito a otra sociedad no capitalista.

   La primera guerra mundial, nos va a traer la aparición de dos enemigos del socialismo y el liberalismo, como van a ser el fascismo y el leninismo, dos nuevas ideologías totalitarias que se encargarán de combatir a ambas y de evitar un posible acuerdo basado en las instituciones democrático-representativas.
   En los años 30 del siglo XX aparecen ya conformadas todas las corrientes ideológicas, ya fuesen totalitarias o de signo liberal o socialdemócrata.

   El fin de la segunda guerra mundial, con el triunfo sobre los fascistas y los nazis, trajo un consenso inédito, en el mundo Occidental, entre socialdemócratas y liberales. Podemos decir que se trata del único período de la historia contemporánea (1945-1975) donde se produjo una confluencia de los ideales liberales que tenían en común socialdemócratas y liberales no doctrinarios.(Liberalismo de la guerra fría, en palabras de Judt),
   Ambas corrientes aceptaron una organización político-económica de carácter keynesiano con los siguientes rasgos básicos: Economía mixta de mercado (combinación de lo público y lo privado), la persecución de la plena ocupación, la redistribución hacia la igualdad de la riqueza, que era más importante que comenzar por generar riqueza y por último, los sindicatos eran la expresión de un saludable equilibrio social.

   Este liberalismo que tenía muy clara su oposición al marxismo-leninismo, opinaba que era falso que la intervención del Estado en la economía, condujera inexorablemente a la planificación total y ésta al Estado totalitario. 

   Como reflexión, se puede decir que estas características, aceptadas de buen grado por socialdemócratas y democratacristianos, son hoy, por influencia del neoliberalismo que nos invade, considerados casi un alegato comunista.

     Raymon Aron, liberal anticomunista vendría a decir lo siguiente: 

  «...Estado que puede y debe
garantizar a todos, por medio de leyes
sociales, un mínimo de recursos que
haga posible una vida decente, al nivel
que tolera la riqueza colectiva. El Estado
debería esforzarse por reducir los
beneficios sin justificación, aunque
fuese suprimiendo ciertas formas de
propiedad. Tiene derecho a percibir de
los privilegiados una contribución a
los gastos públicos que crezcan con el
nivel de las rentas. Puede y debe amortiguar
los fracasos o la debilitación relativa
de los grupos, los individuos o
las regiones desgraciadas en la carrera
del progreso»

   Estas palabras, hoy,  se podrían poner en boca de ciertos partidos llamados "populistas" o "los viejos comunistas".
   Lo que quisiera subrayar, es que en la época actual, se ha producido una derechización del discurso, capitaneado como no podría ser de otra forma, por quien lleva la batuta ideológica, es decir, el neoliberalismo.

  La aparición en 1944 de una obra importante, Camino de servidumbre, del filósofo Friedrich Hayek, supuso el testamento ideológico de los posteriores neoliberales que irumpieron a finales de los años 70 del siglo XX.
   Sus ideas de forma muy simplificada, vendrían reflejadas en una "limitación de los poderes del Estado y lo arbitrario de la administración, con el fin de dejar a la iniciativa individual y a la esfera privada el más amplio campo posible" (Aron).

   Como vemos, sería una especie de vuelta al pensamiento liberal doctrinario o conservador, pero en una época y contexto totalmente diferente. Pero resulta importante matizar lo siguiente: En los años 40, para Hayek, socialismo significaba "la nacionalización de los medios de producción y la planificación económica centralizada, mientras que en los sesenta y los setenta socialismo ha llegado a significar fundamentalmente una profunda redistribución de las rentas a través de los impuestos y de las instituciones del Estado benéfico".

   Curiosamente, los actuales neoliberales se quedan de forma interesada con la definición proporcionada por Hayek en los 40, si bien utilizan como sinónimo "comunismo" para no molestar en exceso al PSOE, cuyo giro a la derecha resulta patente (socioliberalismo).
   La política desarrollada por la izquierda en el gobierno ha adoptado plenamente el discurso neoliberal: "Ha defendido el individualismo y la economía de casino: aquella que propicia ganar el mayor dinero posible en el menor tiempo. Ha puesto como único objetivo de la política económica el combate contra la inflación a costa del paro y el abandono industrial."
(VerRedondoEl sindicalismo de clase en el movimiento obrero).

   A partir de  1973, con la crisis del petróleo, todo va a cambiar, "los liberales de la Guerra Fría sufrieron las consecuencias del fin del monopolio intelectual y político que habían ejercido los reformistas del New Deal y sus homólogos europeos desde la década de 1930 a la de 1960" 
   "La mayoría de los liberales de la Guerra Fría nunca habían reflexionado en realidad sobre el keynesianismo: como base de la política económica, era algo que les había venido dado.  De modo que cuando estas y otras premisas fueron puestas en cuestión por una nueva generación de intelectuales conservadores, los liberales no pudieron ofrecer una respuesta muy satisfactoria"(Judt, Pensar el siglo XX).

   Dadas estas premisas, en 1979-80 llegan al poder en Reino Unido y USA, Margaret Thatcher y Ronald Reagan, respectivamente. Ambos van a encarnar el ideal neoliberal conservador que se ha impuesto hasta nuestros días y si cabe, con la crisis de 2008, sigue reforzándose.
  (El gran intelectual, Elías Díaz, incluiría en el grupo a Carol Wojtyla, definiendo a los seguidores de la fusión de los tres líderes, como teocones.)

   El gran mérito de los neoliberales ha sido saber desplazar hacia la derecha el discurso político-económico. La crisis del 73 es una muestra de que las políticas keynesianas no dan respuesta a un escenario con inflación y desempleo, y además, dicen, la intervención estatal ha sido responsable de la crisis y sus ineficiencias.
   La solución va a venir, desde un punto de vista economicista, a partir del espíritu de los economistas liberales clásicos, abanderados por el gran Adam Smith. Rescatar el ideal de la "mano invisible", el individualismo, la propiedad privada y la reducción a mínimos del Estado, se convierte de nuevo, en una vieja idea, adaptada a los intereses de los nuevos neoliberales.

   En este punto comentaré que interesadamente, a los neoliberales, por razones obvias, no les interesa la parte más ética de la filosofía de Smith, plasmada en la teoría de los sentimientos morales (Ver El sentido social de Adam Smith, F.Lechago, El País).
De hecho, el planteamiento económico de los liberales clásicos, es en términos del clases sociales, hecho que los neoliberales vuelven a obviar interesadamente.
   La otra gran corriente inspiradora del espíritu neoliberal, va a ser sin duda, la escuela austríaca de economía, de la que Hayek es el máximo representante.

   Con todos estos mimbres, con una izquierda en decadencia, que no ha sabido dar respuesta al impulso neoliberal, nos situamos en los tiempos actuales, de tecnología, globalización, terrorismo y crisis económica y de valores.

   La austeridad salvaje como remedio para salir de la crisis, se ha convertido en otra arma al servicio de los intereses privatizadores neoliberales. La economía de casino, como ya la nombró Nicolás Redondo, ha sido moneda habitual en una economía financiarizada, donde sólo interesa crear valor para el accionista, aún a costa de valores ficticios inflados, una deuda estratosférica impagable y un coste de la crisis cargado por las clases medias-bajas, que se ha empobrecido de forma muy superior a cualquier otra clase social y donde un número infinitesimal de ricos, se han hecho mucho más ricos, adueñándose de la mayoría de la riqueza del planeta.

   El neoliberalismo llegó para quedarse, hace casi 40 años: 
"La larga noche neoliberal lo invade todo."

  (Siguiendo a García Santesmases):"La cuestión, sin embargo, no es designar el problema sino ofrecer una posible salida y aquí es donde se nota el «éxito» del neoliberalismo y la parálisis de la izquierda. El neoliberalismo se mueve siempre en una lógica doble. Si por socialismo se entiende racionalización de los medios de producción y planificación centralizada, esa respuesta ha sido descartada por sus resultados históricos."
  "Si por el contrario se entiende fuerte imposición fiscal y medidas redistributivas, esa política tiene un límite en la medida en que una presión fiscal muy alta provoca la desafección de las clases medias y de la "mayoría satisfecha"(Término empleado por Galbraith para el grupo social formado por empresarios medios, emprendedores, funcionarios y pensionistas acomodados, profesionales de clase media, etc.) 

 ¿Y cuál es el papel o la respuesta de la socialdemocracia para contrarrestarlo?

  "Sólo si es capaz de volver a alcanzar mayorías electorales progresistas podrá tener alguna posibilidad de recomponer la situación"(García Santesmases)
Dichas mayorías progresistas sólo se podrán conseguir, si se es capaz de "seducir" a la "mayoría satisfecha". (Tarea nada fácil)
  Alcanzada esa mayoría hay que hacer una política distinta a la neoliberal y eso no es posible en un solo país, dada la globalización económica. (Pensemos en la experiencia griega). 
No lograrlo, hará de nuevo difícil compatibilizar las exigencias del capitalismo con los principios democráticos y con lo que puede ser peor, con una vida digna.
Malos tiempos para la izquierda.

   







   

domingo, 8 de mayo de 2016

EL NEOLIBERALISMO COMO TRIUNFADOR FRENTE A LA IZQUIERDA (III)

    Enlazando con el post anterior, una vez queda delimitada, en la segunda mitad del siglo XIX, las dos formas de liberalismo que se consolida, se observa un enfrentamiento dentro de éste, entre los moderados y los demócratas. La pequeña burguesía, demócrata, junto con los obreros, se mostrará beligerante con la alta burguesía doctrinaria, que detenta el poder político en algunos países, tras su triunfo en las revoluciones de primer tercio de siglo. Los demócratas lucharán activamente por abolir el sufragio censitario y establecer el sufragio universal, y critican al liberalismo moderado de predicar solamente la igualdad jurídica y olvidarse de los fuertes contrastes sociales entre ricos y pobres.

   Llegado a este punto, es necesario nombrar un elemento, que se convierte a su vez en determinante para acentuar las diferencias entre ambas corrientes ideológicas. Se trata del fenómeno del nacionalismo. A partir del último cuarto del siglo XIX el liberalismo y el nacionalismo se parapetan en el poder y se convierten en ideologías cada vez más conservadoras que van a impulsar la carrera imperialista; nuevas ideologías, de carácter obrero, el socialismo y el anarquismo, van a recoger el testigo de la defensa de las ideas de libertad e igualdad, haciéndose eco, así, de las aspiraciones de la cada vez más numerosa y concienciada clase trabajadora.

   A partir de este punto, es importante decir que el liberalismo, sin matices en exceso, quedará asociado a ese grupo ideológico conservador, nacionalista e incluso imperialista.

   La complejidad de la emersión de distintos grupos ideológicos obreristas, socialistas, anarquistas, etc, basados o no, en el espíritu marxista, hizo que el ideal "de izquierdas" pareciese tomar cuerpo propio. Ya no hacía falta recordar los orígenes liberales de todos estos grupos o partidos.

   Este cuerpo propio del ideal de izquierdas, quedó plasmado en el referente del mundo obrero, que fue la socialdemocracia, cuyo período clásico abarcó aproximadamente, desde 1875 hasta la primera guerra mundial.

   Como reflexión en este punto, decir que el izquierdismo, obrerismo o socialdemocracia en general, quedan desgajados del ideal liberal, resulta cuanto menos, una osadía, sin ningún fundamento histórico.

   Otro de los aspectos que conviene aclarar, es la asociación que se suele hacer del término  socialdemocracia como ideología de izquierda moderada, sin más matices, respecto a orígenes y evolución. 

   La socialdemocracia se forjó en el último tercio del siglo XIX, a partir del movimiento obrero alemán, que tenía dos corrientes claramente diferenciables: Una de origen marxista y otra con origen en los ideales del liberalismo progresista que representaba Lassalle. A partir de ahí se fundó el partido obrero socialista de Alemania (1875) y cuatro años después el PSOE en España, el cuál como resulta obvio, tuvo un origen marxista.

 El período clásico de la socialdemocracia (1875-1914) convivió con la tensión ideológica Lassalle-Marx que se plasmó en la versión socialista-marxista, de carácter revolucionario y el revisionismo reformista, encabezado por Bernstein, que era marxista neokantiano.

   Entre estas posiciones, existía una posicición teórica intermedia representada por Kautsky, que aceptaba, simplificando mucho, una vía legal participativa y en algunos casos, la vía insurreccional.

  La primera guerra mundial y la revolución rusa (1917), agotan la interpretación clásica de la socialdemocracia, transformándose en dos corrientes perfectamente diferenciadas, cuando no opuestas: La interpretación marxista-leninista, representada por los comunistas, y la versión democrática de constitución del socialismo, representada por el socialismo democrático de la europa occidental.

   Como reflexión final, comentaré que de lo expuesto se vislumbra una evolución del liberalismo progresista inicial, hacia posiciones con múltiples aristas, matices y pluralidades, lo cuál puede conllevar cierto "desgaste" ideológico, que lo convierte en un fenómeno tan plural como vulnerable. A su vez, el armazón ideológico del liberalismo conservador, no sólo se mantenía intacto, sino que evolucionaba reforzado, de la mano de sus representantes cada vez más poderosos e influyentes.

   En un último post, se intentará desmenuzar la evolución de ambas corrientes, para poder justificar la razón de ser de la primacía del neoliberalismo  en detrimento de una izquierda y socialdemocracia que se ha quedado vacía e impotente.