Para la ciudadanía común, la información económica llega
normalmente a través de diarios especializados y generalistas,
radio, TV y sobre todo, internet y redes sociales.
radio, TV y sobre todo, internet y redes sociales.
No faltan tampoco abundantes ensayos, que abordan todos
los problemas económicos que podamos imaginar, sobre todo,
desde que irrumpió esta letal crisis.
los problemas económicos que podamos imaginar, sobre todo,
desde que irrumpió esta letal crisis.
Ante esta prolífica difusión, cabría esperar otro tanto, sobre la
variedad de visiones en el diagnostico, y sobre todo, en las soluciones
a los problemas económicos. Resulta que, paradójicamente, no es así.
El pensamiento imperante es la visión neoclásica, que impregna
las respuestas que se dan a la mayoría de los problemas económicos,
como si sólo fuese posible un único camino.
Cualquier valiente, académico o no, que tenga una visión
desviada de la ortodoxia imperante, y que sea tan legítima como
ésta, simplemente se la juega. ¿En qué sentido?
El economista heterodoxo, se va a ver poco menos que
marginado, en aspectos como publicación y difusión (libros, papers,
etc.), participación en seminarios, conferencias, foros, medios de
comunicación, y un largo etc., de tal forma que, salvo honrosas
excepciones acaban en el ostracismo, ignorados o en el olvido.
excepciones acaban en el ostracismo, ignorados o en el olvido.
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